domingo, 8 de mayo de 2011

Comunidad Holy Cross - CHICAGO, ILL. USA



DE GRUPO DE LOS SEGLARES CLARETIANOS
HISPANO-PARLANTES CHICAGO, ILL. USA (HOLY CROSS)

¿Cómo te gustaría que fuera el movimiento dentro de diez años? Imagina el movimiento de Seglares Claretianos como una persona.

¿Cómo será esa persona?
Una persona alegre, jovial, madura, y generosa bien centrada con una relación muy profunda con Dios, con su comunidad y consigo mismo. Donde halla una transparencia de integridad, siguiendo y poniendo en práctica los consensos durante las asambleas tanto generales como regionales y reuniones grupales.
Pronta a lo más urgente, necesario y oportuno. Su aspecto físico es el de una persona con experiencia de unos 30 a 35 años con la mente alerta, formal en su aspecto, no importando modas, más bien confortable y ropa moderna. En su exterior se palpa y se respira la Palabra de Dios, por que la vive.

¿Cómo será su salud y estado físico en este momento?

En este momento hay deficiencias, algunas infecciones, éstas son resultado de la contaminación y epidemia. Pero dentro de diez años, hay una esperanza; su salud estará en su plenitud. Lleno de vitalidad y energía positiva y contagiable. Con mucho ánimo de seguir luchando y con más arranque.

¿Qué herramientas o recursos son importantes para esa persona?

Sobre todo vivir en oración personal y comunitaria. Celebrando las Eucaristías. La devoción a nuestra Madre Sma., reflexión diaria de la Palabra. La formación permanente y conversión. El vivir en comunidad y Misión compartida.También la preparación académica, usar toda clase de recursos: Escritos, grabaciones, audio. El ejemplo de vida de San Antonio Ma. Claret.

¿Cuáles serán las esperanzas y sueños de esa persona para el futuro?

Esperanzas: El que más hermanas y hermanos convencidos vivan la elección de su Bautismo y ser lo que San Antonio Ma. Claret soñó, una multitud de Evangelizadores. La participación de nuevos seglares, jóvenes para inyectar sabia nueva. (Las segundas generaciones de los matrimonios jóvenes que han crecido dentro del Movimiento como familia) El crecimiento Espiritual, y del grupo con personas nuevas con nuevas expectativas.
Sueños: El que pueda revivir sus comienzos con una Fragua en la vida cotidiana (para los que ya han pasado por ese proceso) y a los que no; pasar por ese proceso de ahondar en su interior esa reflexión personal que interpela a revisar esos anhelos del primer inicio. Ver un mundo mejor, preocupándose por los demás para así mejorar tomados de la mano de Jesús y nuestra Madre María.

¿Cuáles son los retos y las debilidades a los que esa persona tiene que hacer frente?

Los retos: Uno es la cultura en la que se vive, no dejarse contaminar, por lo que el mundo ve normal. El ser en sí, un reto para el entorno, una vivencia que llame al seguimiento de Jesús; a proclamar la Buena Nueva, y dejarse guiar por los objetivos del Reino.
Debilidades: La vida cómoda, el materialismo, la apatía de no palpar logros a corto o largo plazo. El alejarse de la que es nuestra comunidad la Iglesia. Tal vez la apatía de algunos y la cerrazón de otros; el rechazo a la Palabra de Dios, el miedo al compromiso.

¿Qué tendrá que ocurrir para que esa persona siga creciendo y desarrollándose?

Para seguir desarrollándose, ante todo tener esa unión con Dios a través de la Palabra diaria, la Eucaristía, los Sacramentos. Compartir con la comunidad no aislarse, o catalogarse como la élite de la Iglesia. Ser y sentirse el pueblo de Dios; de la mano sigue la formación solidaria con las directrices o propuestas del Movimiento, con el convivir en el entorno, siendo Comunidad de Contraste. Formación permanente en las Encíclicas y documentos de la Iglesia. Seguir la formación permanente.

¿Qué es lo realmente importante saber para comprender a esa persona?

Que es una vocación a la que ha sido llamada. La respuesta a un llamado conlleva respuesta, y en el caminar puede equivocarse, desanimarse y desnutrirse, al no palpar las expectativas que había planeado; por lo que, hay que ser a veces, el hombro dónde recargarse. El orar diariamente por esa persona, el comunicarse, el compartir logros y fracasos, para crecer juntos espiritualmente. Amar a esa persona, tenerle respeto, brindarle confianza, sabiendo que Dios siempre está en nuestras vidas. Siempre buscar nuevas directrices.

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