domingo, 27 de febrero de 2011

Comunidad Antioquía - Sevilla (España)

CRÓNICA DE LAS REFLEXIONES Y EL SENTIR DE UNA COMUNIDAD, “ANTIOQUÍA”



El fin de semana del 19 al 21 de noviembre, la comunidad Antioquía se reúne en una convivencia enfocada a trabajar el proyecto personal y a poner su granito de arena a la preparación de la VIII Asamblea General del Movimiento de Seglares Claretianos.

Amanece un lluvioso día 21 de noviembre y la comunidad se despierta ilusionada por trabajar las dinámicas que nos remite la Secretaría General del Movimiento de Seglares Claretianos.

Entramos en clima de oración y se hace la lectura de un texto sobre la vocación del comentario al Ideario de SSCC.

Un miembro de nuestra comunidad se encarga de explicar la dinámica de la sesión según las instrucciones de la Secretaría General, así como de guiarla. Son dos los miembros que se ofrecen a tomar notas, con objeto de poder recoger además de las reflexiones, las emociones que allí expresan, dado el palpable interés, e ilusión por participar y expresarse, de los miembros de la comunidad.

La persona encargada de guiar la dinámica nos explica que el objetivo es reflexionar sobre la situación del Movimiento de Seglares Claretianos hoy, identificar el movimiento y cómo lo vemos hoy. Debemos de pensar en las características que configuran la acción misionera del Claretiano en sus tres dimensiones: laical, cristiana y claretiana.

Debemos reflexionar sobre el sentido personal de la vocación como seglares claretianos, y partimos sobre cuestiones como:

  • ¿qué nos planteamos como comunidad cuando dimos el paso para incorporarnos al movimiento?
  • ¿cómo vemos el movimiento en función de las expectativas que teníamos cuando se hizo el discernimiento?


El resultado de la sesión, además de la reflexión, será el plasmar en dibujos el aspecto del movimiento si éste fuera una persona, definiendo su aspecto. Así pues, el dibujo se convierte en la persona de nuestro ser cristiano y debe responder a cómo nosotros vemos y sentimos el movimiento.

Iniciamos la reflexión compartiendo las preguntas: ¿qué esperábamos del movimiento en el momento del discernimiento de pertenecer a él? ¿qué esperamos cuando elegimos entrar en el Movimiento?

Sin duda, hubo una atracción, una profunda necesidad de dar un giro al ser cristiano y tener sentido de pertenencia a algo más grande. Una atracción marcada por el carisma misionero de Claret y su misión transformadora del mundo. Era profundizar en lo que estábamos haciendo, y aunque entendíamos que teníamos una misión en el mundo, era ir un poco más allá y profundizar en lo que ya estábamos metidos. Fue ponerle apellidos a un carisma vivido desde siempre, el sentir la pertenencia a un colectivo mayor, compartir unas señas de identidad donde encontrar un foro de acompañamiento en la propia dimensión seglar. Fue un paso coherente con la idea de pertenecer a una comunidad cristiana con unidad en una situación de amalgama de grupos que compartía fe, pero que quizás no compartía vida.

Ya nos encontrábamos en una comunidad de cristianos laicos dentro de la parroquia, y en el discurrir del discernimiento se fue viendo cómo el carisma claretiano se adaptaba a la personalidad de la comunidad.

En las efemérides de nuestro discernimiento, nos vienen gratos recuerdos de la presentación que del movimiento se hizo en un encuentro de comunidades en Alcalá de Guadaíra. Allí nos hablaron de plantear un camino común a los procesos en las comunidades. Y compartimos que efectivamente este camino, este nexo de unión o hilo conductor, era algo que se echaba de menos. La salida natural de las comunidades era la pertenencia al movimiento y tenía sentido que si éramos claretianos debíamos identificarnos como tales.

Se recuerda también un momento muy especial que fue la asistencia a la primera asamblea regional en Sevilla en el palacio de las Dueñas. De esta primera asamblea regional resuena la ponencia que dio un seglar claretiano sobre su experiencia de visibilidad en el mundo, sobre cómo se insertaba en el mundo. Afloraba el sentimiento de “familia claretiana”, el sentir a los misioneros y misioneras, y filiación cordimariana, como nuestra propia familia.

Este sentimiento de pertenencia a la familia claretiana, era el sentimiento de que la unión hace la fuerza y el marchar todos juntos enriquece y da fortaleza en la construcción del Reino como seglares.

Una vez que descubrimos nuestra identidad, y dado que la fe no se puede vivir solo, la unión hace la fuerza dentro de una comunidad de comunidades. Sabiendo ya de nuestra verdadera identidad, era absurdo andar cada uno por un camino diferente, y si había un movimiento organizado el siguiente paso era entrar en el movimiento.

Después de este compartir inicial, pasamos a reflexionar sobre ¿dónde se encuentra el Movimiento en este momento?. Trabajamos ayudándonos del documento de apoyo a la reflexión nº 1, y siguiendo la dinámica planteada, se reflexiona sobre: si tuviéramos que identificar el movimiento con una persona, ¿cómo vemos a esta persona en la actualidad?

Las visualizaciones por parte de los miembros de la comunidad son diversas. Unos opinan que desde un miembro de fuera de la comunidad se ve como una persona de 60 años comparado con la juventud de nuestra comunidad, otros lo perciben como un joven con ropa de trabajo, otros como un adolescente.

Para algunos miembros nuevos en Antioquía, el rostro de esa persona no aparece bien definido, como metáfora de no tener verdaderamente claro qué es y qué significa el movimiento. En este sentido de la falta de definición del rostro, se hace una analogía con una gran empresa de personas, con un edificio, donde se sabe que se hacen productos muy buenos, pero no se sabe exactamente qué productos se hacen. Algunos ven a esta empresa como anticuada pero que va dando paso a gente más joven.

Otros miembros coinciden en que ven a la persona con algunas partes del cuerpo desnudas, porque las expectativas relativas a unidad y número están todavía muy poco definidas, con ropaje sin poner. Todavía falta ropa por tejer y colores a combinar, en el sentido de que no se ven demasiadas situaciones de encuentro del Movimiento. Dios quiere que esa persona tenga una forma y una armonía de vestirse, pero las vestimentas y los colores no terminan de encajar. Se ve como una persona con proyectos sin materializar, con mucho camino por recorrer, pensando qué hacer, que le cuesta moverse, que está soñando qué hacer.

Tras esta reflexión comunitaria, empieza a modelarse la imagen de un adolescente que acaba de descubrir la independencia, que se está encontrando con su personalidad y que anda con pies de plomo, porque quizás tiene miedo a combinar los colores. Le da miedo elegir un camino que no sea el correcto. Esta persona es alegre, pero tiene muchos frentes abiertos y no sabe a quién dirigirse por miedo a que otros miembros de la familia claretiana se enfaden, con miedos al qué dirán ante sus acciones. Miedos propios de la adolescencia. Es un adolescente abierto a todo para encontrar qué tiene que hacer.

Otros ven la imagen como una persona normal, preocupada lo justo por su imagen, preocupándose más por el interior que por el exterior, humilde, que no tiene aspiraciones de grandeza. Desea crecer con cuidado, no tiene una misión extraordinaria a lo que es su vida diaria, desea crecer con calidad y no pensando en cuánto somos sino en cómo somos.

En esta visión de una persona normal, la imagen se concreta en una persona de 27 años, la edad del Movimiento, que ha venido vistiendo de forma clásica y ahora se está preocupando por modernizarse. Ahora se está preocupando por crecer interiormente, se preocupa por su propio ser.

¿Cómo describirías su salud y estado físico en este momento?

Coincidimos en que el estado de salud es sano y fuerte, pero con muchas inseguridades (falta de independencia). Las inseguridades se dibujan como algún miembro escayolado que necesita rehabilitación (muletas). El hecho de que en algunas comunidades el acompañante sea un seglar es signo de que poco a poco va madurando. Está definiendo poco a poco su personalidad, como el caso de un adolescente.

Otros ven a esta persona como segura de sí misma pero que necesita ir al médico para que lo asesore (medicina preventiva). No debemos olvidar que es un muchacho de 27 años bajo el amparo de sus padres que poco a poco va creciendo y madurando, saliendo del cobijo de su casa.

¿Qué herramientas o recursos son importantes para esa persona?

  • Libros
  • Platos de comida: alimentarse de vivir con los demás, más momentos de encuentro, más cohesión…
  • Brújula
  • Carteles y elementos de comunicación (marketing)
  • Elementos de distinción, p.ej camiseta publicitaria, un pin, una chapa, en definitiva algo que no sea tener que ir a una Asamblea para poder saber qué es el Movimiento, un elemento de identificación de cada persona del Movimiento.
  • Boletín de Seglares Claretianos, como elemento de comunicación dentro y fuera del Movimiento.
  • Elementos de nuevas tecnologías para darse a conocer (redes sociales, firma de los e-mail con las siglas SC detrás del nombre,…)
  • Las tarjetas de identidad que se elaboran de cada miembro y se dan a conocer mediante el yahoogroups del Movimiento.
  • Elementos de creatividad que le sirvan para madurar.
  • El retrato de familia (claretianos, claretianas, filiación) que le ayude al adolescente a tener un referente en su crecimiento.
  • Fusión que una la sabiduría de los mayores con la creatividad de los jóvenes.

¿Cuáles son las esperanzas y sueños de esa persona para el futuro?

Que ese adolescente se convierta en un adulto que sea visible para el mundo, y que el mundo lo identifique por lo que dice y por lo que hace. Sueña con profundizar en su identidad para que ese salir al mundo se haga desde una base de fuerza, cuidando su ser interior a través de la espiritualidad, de la formación y de su comunicación con otros miembros de la Familia Claretiana. Esta persona sabe de la necesidad de la Evangelización hoy en día, y de la responsabilidad de los SSCC en la misma.

Espera que algún día exista una relación de igualdad, que ninguna rama sea más grande que otra, que todas las ramas crezcan por igual en misión compartida. Espera llegar a definir el uniforme, la vestimenta, su ropa, … definir una identidad afianzada que le permita hacerse visible en la sociedad, caminando en la misma de forma fluida (con ruedas redondas). Espera ser el cabeza de una familia unida. Espera que las comunidades sirvan para vivir la esencia del Movimiento.

¿Cuáles son los retos y debilidades a los que esa persona tiene que hacer frente?

Se comenta que los retos coinciden con los sueños propuestos.

En cuanto a debilidades se comenta que falta de cohexión y coherencia en las actuaciones de las comunidades, falta ese hilo conductor común. Las comunidades parecen como islas a parte que se reúnen una serie de veces al año. De nada sirven los signos externos si no está consolidado el carisma Claretiano. Por tanto habría que interiorizar mucho más las señas de identidad del movimiento dentro de las comunidades. En este sentido sería necesario tener temas de oración-formación comunes para que las comunidades los trabajen. (Sentimos que cada comunidad elegimos nuestros temas de formación y eso nos perjudica como movimiento, pues esto es uno de los principales factores que hace que las comunidades seamos islas a parte sin hilo conductor).

En relación a la formación se destaca el desconocimiento de los estatutos y normas aplicativas por parte de las comunidades, y que las comunidades no tienen demasiado interés en conocer el ideario del movimiento. Aunque quizás seamos demasiado críticos vemos falta de acción, hay desmotivación por la formación encaminada a conocer y sentir el Movimiento.

Entendemos que el movimiento no es un “plus” a las comunidades, que es como suele verse. La secuencia debe ser a la inversa, somos SC y el movimiento se vive desde las comunidades.

Se destaca que mientras la familia claretiana no asimile que los seglares somos también familia, y no se promueva a nivel de congregación este posicionamiento, este adolescente se sentirá en una situación muy débil. Se comenta que éste es un trabajo a realizar con el Gobierno Provincial.

¿Qué tiene que pasar para que esa persona sea capaz de crecer y desarrollarse?

Ya se han comentado estos aspectos en las cuestiones de reflexión anteriores.

¿Qué es lo realmente importante saber para comprender a esa persona?

Conocerla y tener sentimiento de unión.

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